viernes, 21 de noviembre de 2014

LOS MIGRANTES PARAGUAYOS HABLAN EL GUARANÍ

Miguel Verón




Los migrantes paraguayos hablan el guaraní
Ayer, 7 de noviembre de 2014, tuve la oportunidad de participar en el Terceiro Seminário Vozes e Olhares Cruzados y en la presentación de Travessía, Revista do Migrante, en San Pablo Brasil, ciudad de la cual estoy saliendo en el momento en que escribo estas reflexiones. Compartí con muchos compatriotas que residen en esta colosal ciudad y pude intercambiar con ellos varias experiencias, especialmente en el área cultural y lingüística. 

En la mencionada revista fue publicado un artículo mío con el título “Los migrantes paraguayos y la lengua guaraní”.
Después de mi estancia de dos días en esta ciudad, sigo confirmando muchas hipótesis acerca del uso de las lenguas paraguayas entre los compatriotas en el exterior.

Hace unos minutos, en la puerta de embarque Nº 14 del Aeropuerto Guarulhos de San Pablo, encontré a dos compatriotas que animadamente conversaban en guaraní en la fila de embarque. “Javy’a mombyryete jajuhúrõ tapicha oñe’ẽva guaraníme”, me hice escuchar acercándome a ellos de hacia atrás. A partir de ahí conversé brevemente con uno de ellos, en el vehículo que nos conducía para abordar el avión. El mismo es un compatriota de unos 45 años que vive en Málaga España, y trabaja en venta de aceituna y frutos secos. Le pregunté si los paraguayos hablan guaraní allá en España. “Che rembireko ndive roñomongeta guaraníme, añetehápe joparápe. Amoite oñe’ẽ ñane gente la guarani autobús-pe ha opa hendápe oñe’ẽ, notĩrivoi avave oñe’ẽ haguã guaraníme año”. En el breve trayecto le pregunté, también, si los paraguayos que trabajan en la Península Ibérica les pasan la lengua guaraní a sus hijos; ahí las cosas empezaron a cambiar. “Legalmente nombohasái la gente la guarani ita’yrakuérape, ndoipotaivoi oñe’ẽ ita’yrakuéra guaraníme, inglés umíva orovia hikuái iporãveha oikuaa; ñande ndajavalorái ñane ñe’ẽ; umi español ohenduse guarani, oikuaase hikuái, ndoipotái japerde ñane ñe’ẽ. Chera’ykuéra oiko Paraguáipe, che guaranimente voi añe’ẽ chupekuéra”, seguía compartiendo conmigo.

Ya al subir al avión, conversé con la otra persona. Es una mujer de unos 40 años, está acompañada de su marido, que es un suizo. Me contó que habla francés, alemán, italiano yromanche, además del castellano y el guaraní. Con su marido se comunica en francés. “Che arekórõ guare 12 áño aha Europa-pe ha cheresarái guaranígui. Uperire añepyrũ austudia peteĩ alemán ndive ha ko’ágã añe’ẽporã ha añe’ẽse”, me afirmó en el momento en que ubicáramos las maletas en los portabultos.
Me inquieta en demasía el corte en la transmisión de la lengua guaraní de los padres a hijos, dentro y fuera del Paraguay.

Dentro del país creo que las cosas mejorarán; con los planes y proyectos que estamos encarando desde la Secretaría de Políticas Lingüísticas, con el apoyo de otras entidades, como el Ministerio de Educación y Cultura, se podrá convencer a los papás y las mamás que hablan guaraní y castellano que les pasen a los hijos y las hijas las dos lenguas en las casas; además la educación Bilingüe guaraní-castellano, que en 24 años solo ha favorecido al castellano, deberá mejorar en estos años para dar el mismo tratamiento a las dos lenguas oficiales del país. Por otra parte, creo que en los últimos años han cambiado las fuerzas sociolingüísticas en la tierra guaraní, dichos cambios favorecen a la lengua guaraní y las demás lenguas indígenas habladas en el territorio nacional. Con respecto a los hijos de paraguayos y paraguayas de la diáspora, hay varios desafíos.

El compatriota con quien conversé hace unos minutos me confirmó que los paraguayos no pasan a sus hijos el guaraní en España. En lo que a mi familia respecta, tengo una hermana y una sobrina en este país, específicamente en Ibiza; mi sobrina, que es argentina y vivió solo un años en Paraguay, está volviendo a estudiar el guaraní allá en la tierra lejana gracias a los constantes incentivos de su profesora de habla catalana, en la escuela secundaria, para que nunca abandone la lengua de su país. Cuando estuve hace un mes en Comodoro Rivadavia, Argentina, pude constatar que los paraguayos de esa ciudad casi no transmiten la lengua guaraní a sus hijos; encontré una sola excepción: una pareja joven de Coronel Oviedo que conversan con sus hijos en esta lengua. Pero también, gratamente, pude constatar que los hijos de los compatriotas de la Patagonia quieren hablar el guaraní, quieren aprenderlo; el problema radica en los padres (como también ocurre en Paraguay).

El día domingo 28 de setiembre del presente año nos reuníamos con numerosos paraguayos en la casa de la familia Gamarra en Comodoro. Comiendo chipa guasu y sopa paraguaya, conversábamos acerca de nuestra cultura y la lengua guaraní; en medio de la conversación acerca de la importancia de que los hijos y nietos hablen la lengua propia de Paraguay, una señorita muy linda, hija de una compatriota de Tobatĩ, se dirigió a la mamá y con virulencia le reclamó: “Mamá, por tu culpa no hablo el guaraní, nunca me hablaste en tu lengua”. En esta ciudad, muchos jóvenes, hijos de paraguayos, me afirmaron que quieren aprender el guaraní, que quieren hablar la lengua de sus padres, pero que el problema radica en estos, que no la quieren transmitir. 

Por suerte, en esta ciudad, donde viven miles de paraguayos y descendientes, se podría estudiar guaraní desde el 2015 en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco; en esta universidad así como están las cosas se abrirá desde el próximo año la Cátedra Libre de Lengua Guaraní. En el presente año la Secretaría de Políticas Lingüísticas firmará un convenio de cooperación con esta casa de altos estudios, para iniciar varios proyectos, uno de ellos será el curso de guaraní.

Después de la presentación de la Revista Travessia, ayer de noche, conversé con muchos paraguayos y paraguayas residentes en San Pablo. Conocí a dos paraguayas que aprendieron el guaraní ya en la ciudad paulista. Una de ellas es María Cristina Romero, que está esperando un hijo. La misma es de Luque y afirma que no hablaba guaraní en su ciudad porque no sentía la necesidad. En San Pablo, lejos de su familia, se dio cuenta de que su lengua la identificaba y empezó a aprenderla mejor y a hablarla. Por otra parte, quiere poner nombre guaraní al hijo que está esperando con Leo Ramírez, autor de uno de los artículos publicados ayer en la revista. Les prometí enviarles la próxima semana una lista de nombres en guaraní, de manera que puedan elegir. Los paraguayos que viven en San Pablo, dado que la mayoría son campesinos, hablan juntos el guaraní; en la cotidianeidad utilizan esta lengua y el portugués. Muchos no hablan castellano. Pero según pude indagar, son pocos los que pasan su lengua propia a sus hijos. Leo Ramírez me informó que algunos paraguayos les hablan a sus hijos en guaraní, pero son pocos. Me comentó que le preguntó a uno de los compatriotas por qué no le hablaba a su hijo el guaraní, pregunta a la cual tuvo esta respuesta: “Ñaimo’ã indio mba’e oñe’ẽta guaraníme”.


Proyectos lingüísticos a desarrollar con los compatriotas radicados en el exterior


En este momento en la Secretaría de Políticas Lingüísticas, con otras carteras de Estado como la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales, estamos elaborando un proyecto que apunta a la promoción del uso del guaraní y del castellano entre los paraguayos de la diáspora. Específicamente estamos planificando el inicio de cursos de guaraní en el 2015, en varios países de América y Europa. En realidad este año, 2014, hemos apoyado desde la SPL el inicio de cursos en varios países. La Secretaría de Políticas Lingüísticas ha conseguido más de 800 materiales didácticos para la enseñanza y el aprendizaje de la lengua propia del Paraguay, materiales que fueron distribuidos a distintas comunidades paraguayas por la Secretaría de Repatriados.

Esperamos que los planes y proyectos que estamos desarrollando desde la Secretaría de Políticas Lingüísticas sean sostenidos y fortalecidos en el tiempo, de manera que podamos cuidar el jardín lingüístico paraguayo y revitalizar todas las lenguas habladas en él.

Miguel Verón

8 de noviembre de 2014